“Dios les dio una segunda oportunidad”: testigo del milagro de menores que se salvaron en arroyo
Los hermanitos de 11 y 13 años se salvaron por un remolino de agua que los sacó a un lado al final del arroyo.
Yadira González, una habitante del barrio Siape, testigo del milagro de este lunes, cuando dos niños hermanos, de 11 y 13 años, se salvaron milagrosamente de morir en la corriente del fuerte arroyo, aún llora al recordar la angustia que vivieron al ver a los dos pequeños aferrarse a la vida sostenidos a las ramas de un árbol de mamón cuyas ramas caen al cauce.
Los gritos que se escuchan en los videos que ella misma grabó revelan el desespero y la impotencia de decenas de personas que veían la emergencia desde lo alto de un viejo puente sobre el arroyo en la calle 82.
Los menores jugaban a la altura de la carrera 76 cuando el de 11 años cayó al canal y lo arrastró la fuerte corriente.
De inmediato, el niño de 13 corría paralelo a su hermano por la orilla del canal. Pedía auxilio a quienes lo veían correr y gritar.
Cuando al menor que era arrastrado por la corriente le faltaban algo más de 100 metros para llegar al Río se agarró a las ramas de un árbol de mamón cuyas ramas caían al canal. El mayor saltó en su auxilio pero corrió la misma suerte.
Yadira González, dijo a Zona Cero que “fueron momentos muy dramáticos, de angustia, de impotencia”.
“Uno lloraba y aún se me salen las lágrimas. Lloré porque pensé en mí familia. Pensé en mis sobrinos. Pensé en mis nietos. Yo decía dónde está la mamá de estos niños. Porque al ver esa agua cómo los arrastraba. Uno no podía ni tirarse. Uno no podía salvarlos. Simplemente cabuyas. Pero bueno. Le doy gracias a Dios. Ellos lloraban, daban gritos. Otros corrían para acá. Fue muy desesperante", recordó la mujer que aprovechó para pedir a la Alcaldía construir nuevos puentes para comunicar los sectores norte y sur de Siape.
Finalmente, cuando ya todo estaba perdido para los pequeños y los habitantes de Siape se resignaban, un remolino de agua que se formó en la desembocadura del arroyo, los expulsó a las orillas. El niño de 11 ya no tenía ropa. Un verdadero milagro de Dios.